Mucha controversia genera el arranque anticipado del proceso electoral de 2021, donde se disputarán no sólo gubernaturas, alcaldías, diputaciones locales y federales; también estará en juego la definición del país y del sistema político que queremos.
El tema electoral se aceleró luego de la presentación en Palacio Nacional del supuesto Bloque Amplio Opositor; siguió el anuncio de la alianza Morena-Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México, así como el polémico propósito del presidente López Obrador de fungir como “guardián de la elección”.
La difícil circunstancia por efecto de la epidemia por Covid-19, no ha sido obstáculo para que estos temas se inserten en la agenda nacional.
En todo caso lo preocupante es que muchas de tales iniciativas provengan del Gobierno de la República, que debería estar ocupado por mitigar la pérdida de vidas humanas, el cierre de empresas, la pérdida de empleos y el aumento de millones de personas en condición de pobreza.
En las semanas que vienen, el Partido de la Revolución Democrática en Guerrero habrá de tomar decisiones en el tema de las alianzas, que lo perfilen como un contendiente con posibilidades de triunfo, sin renunciar a sus principios ni a su historia como el gran partido de izquierda que es, pero, sobre todo, que dé certeza de un cambio a la altura de lo que demanda la gente.
Yo estoy convencido que no se puede hacer política mediante la ruptura, la exclusión y mucho menos el desdén, como lo ha practicado Morena desde que obtuvo sus triunfos electorales en julio del 2018.
La ruta que todos desearíamos es la unidad de la izquierda en Guerrero y en el país, sin embargo, a quien menos le interesa esa ruta es a Morena y a sus aliados.
No podemos estar a expensas de la apertura de un partido sumido en conflictos, cuya imagen se resquebraja ante sus incongruencias.
La confrontación debilita a Morena: Yeidkol Polenvsky contra Ramírez Cuéllar; Ackerman contra Monreal, escenario que se repite en las facciones del Congreso de Guerrero, donde las votaciones de ese grupo parlamentario son divididas. Y las acusaciones a personajes relevantes en el gobierno se acumulan: Bartlett, Romo, Sandoval.
Debemos en el PRD generar propuestas, hacer un llamado a las demás fuerzas políticas y a ese gran bloque de ciudadanos que demandan escuchar soluciones.
Izquierda Progresista de Guerrero actuará como más convenga a nuestra organización y a nuestro Estado de Guerrero.
Para acudir a un proceso electoral y ganar, es imprescindible asumir una actitud seria y realista.
Hoy se discute sobre la conveniencia de ir o no aliados con el Partido Revolucionario Institucional, una fuerza política fundamental en Guerrero.
Veo que de entrada se les descalifica, lo cual me parece desafortunado.
¿Con qué otras izquierdas nos vamos a aliar? Morena ya anunció su alianza con el PT y con el partido más nefasto del país: el Verde Ecologista... ¿Dónde está la congruencia ideológica?
¿Los gobiernos panistas han sido buenos?, ya nos aliaron con ellos la vez pasada y nos fue mal.
Acudir solos a la elección del 2021 como PRD es una postura digna y admirable, pero nuestras posibilidades de triunfar serán casi nulas.
Circulan varias encuestas donde se muestra, que, en Guerrero, con la suma de las preferencias del PRI y el PRD Morena perdería.
Es cierto que no debemos ir a una alianza sólo por interés político, de aliarnos por aliarnos, sin ninguna ruta clara hacia donde vamos. Por eso debemos generar una propuesta, un motivo que nos lleve a esa gran coincidencia.
La ruta, debe de ser de acuerdos y alianzas con las distintas fuerzas políticas y sociales.
El PRD debe estar abierto a construir una alianza sin importar el partido, siempre y cuando en la plataforma electoral se incorporen las aspiraciones de la izquierda guerrerense.
El rumbo de la nación y de nuestro estado no puede ser considerada patrimonio de nadie y sí una construcción de todos.
La elección del 2021 será muy diferente a la anterior. ¡Al tiempo!
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